¿Cómo desarrollar soluciones sostenibles? La pandemia mundial revela una vez más el papel clave de una economía circular





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El mundo está viviendo un momento sin precedentes en la estela de la pandemia COVID-19. Deberíamos ver esto también como un momento para reflexionar y como una revelación de la urgente necesidad de una recuperación inteligente de los recursos (resource smart recovery), generando valor socioeconómico y salvaguardando al mismo tiempo el medio ambiente.



El crecimiento incesante del consumo mundial de recursos es uno de las causas principales del cambio climático y de la pérdida de biodiversidad a nivel global. Impulsada por el crecimiento demográfico y económico, así como por el mejoramiento de las condiciones de vida, la extracción mundial de materiales se ha más que triplicado desde 1970. La extracción y el uso de materias primas tiene considerables impactos ambientales, que van desde las emisiones de gases de efecto invernadero y la entrada de contaminantes en el aire, el agua y el suelo hasta los daños a los ecosistemas. Al mismo tiempo, se está intensificando la competencia por los escasos recursos, lo que resulta en una mayor volatilidad de los precios y de la oferta en los mercados internacionales.





Frente a estos desafíos, el Panel Internacional de Recursos (IRP) exige un cambio en el uso de los recursos para poder asegurar de manera sostenible las bases naturales de vida de la humanidad. En su informe a las Naciones Unidas (marzo de 2019) pide a los políticos que impulsen la transición de una economía lineal a una economía circular, esperando que ayude a que la gestión económica sea sostenible y competitiva. El objetivo es crear sistemas de producción completos en forma de ciclos de circuito cerrado que minimicen los residuos y las emisiones, así como las pérdidas de materiales y de energía. Esto requiere medidas extensas a lo largo de toda la cadena de valor, combinando productos duraderos, diseño de productos inteligentes, estandarización, reutilización y reciclaje. En este contexto, la innovación a diferentes niveles tiene un papel clave, empezando por el diseño de productos duraderos que sean aptos para la reutilización, la clasificación y el reciclaje.





Los modelos realizados por el IRP revelan que tales instrumentos de política económica, incluyendo un uso eficiente de los recursos, permitirían que la prosperidad mundial siguiera creciendo y que se alcanzaran los objetivos de acción climática a nivel mundial. Sin embargo, la transición a una economía circular no se logrará por sí sola. Entre los obstáculos principales se encuentran el aumento de los costos del reciclado de alta calidad en comparación con otras opciones de eliminación, como la incineración de residuos o el downcycling, la reducción de los precios de materias primas y la demanda, hasta ahora insuficiente, de productos de reciclado. Por lo tanto, la implementación de una economía circular requiere un marco normativo claro e incentivos económicos. Desvincular la creación de valor del uso de materiales recién extraídos en gran escala necesitará medidas que mejoren la calidad de los productos de reciclado y aborden más eficazmente la cuestión de la evitación de desechos. Lo que también es esencial para el éxito de la economía circular es que todos los interesados en el ciclo de creación de valor asuman su responsabilidad y cooperen entre sí, desde el diseñador y el fabricante del producto, pasando por los distribuidores y los consumidores, hasta las empresas de reciclaje.



Por: Clara Gottschalk